Hoy 27 de abril se cumple el aniversario del nacimiento del atleta alemán Luz Long.
Nació en 1913 en Leipzig y pronto se mostró como un gran atleta y un excepcional deportista. En plena dictadura nazi, Long destacó como saltador de longitud y fue seleccionado para el equipo alemán de la Olimpiada de 1936 en Berlín. Su gran competidor era el atleta estadounidense Jesse Owens.
El saltador americano estuvo muy impreciso en los saltos de clasificación con dos nulos y entonces Luz le aconsejó cómo saltar y evitar la eliminación. Así lo hizo Owens, quien después batiría el récord olímpico y ganaría el oro. Long sólo pudo ganar la plata, pero también la amistad del atleta norteamericano, con el que se mantuvo siempre en contacto.
Foto: Bundesarchiv, Bild 183-G00630, de autor desconocido. Naoto Tajima, Jesse Owens y Luz Long en las Olimpiadas de Berín en las que Owens fue medalla de oro y Luz Long, plata.
Luz y Owens en Berlín 1936. Foto El País.
Al estallido de la Segunda Guerra Mundial, Long es movilizado e incorporado a la división Hermann Göring de la Luftwaffe con el grado de obergefreiter y trasladado a Sicilia. La invasión aliada a Sicilia – Operación Husky – le pilló de guarnición en el aeródromo militar de Ponto Olivo.
Según un comentario de la propia nuera de Luz Long, enviado a esta página y que pueden leer más abajo, el hijo de Long escribió una biografía de su padre titulada: Eine Sportlerkarriere im Dritten Reich, ISBN 978-3-942468-26-8 publicada en Abril de 2015 y donde cuenta que según un compañero de armas de Long, el soldado Stadler, el atleta cayó en unos viñedos cerca de Biscari.
En Pingüinos en París se narra el asalto de las fuerzas de la resistencia italiana a las fuerzas terrestres de la Luftwaffe para facilitar la toma del aeropuerto por los aliados. En este combate los resistentes baten a las tropas alemanes y Long cae herido para morir dos días después en un hospital de campaña británico en San Pietro Clarenza. Lo más dramático es que el jefe de los resistentes es un admirador de Long y no reconoce en el soldado herido a su admirado atleta.
La impresionante calidad humana y deportiva de Luz Long, le valió, supuestamente, recibir a título póstumo la medalla Pierre de Coubertin. Aunque esta información no es del todo cierta.
Al parecer y a pesar de las numerosas informaciones al respecto, esa medalla nunca llegó a manos de la familia Long y jamás han recibido notificación alguna de ello, para más información:
El Día del Libro en Zaragoza se desarrolló en una primaveral jornada en la que niños y grandes pudieron ver la magia de los libros impresos y descubrir la belleza, el misterio y las razones de las palabras que ocultan entre sus páginas. Un día de comunión entre editores, libreros, escritores y lectores, bajo la figura de un caballero de la Capadocia de lanza en ristre y caballo blanco, protector de princesas y domador de dragones porque nunca mató a ninguno.
En este día grande de la literatura, dejé que los Pingüinos pasearan por el Paseo de Independencia y se fueran a los hogares de muchas lectoras y lectores para contarles bellas historias de amor y de vida de aquellos republicanos que liberaron París.
Por la mañana en la arcada de Editorial Comuniter tocado con el «calot» de los combatientes de La Nueve.
Por la tarde en el puesto de la Librería Albareda. Una foto con ambas Maytes sin las cuales no hubiese sido tan fácil vender todos los Pingüinos que teníamos.
Con Manuel Lavilla de Librería Albareda, intercambiando el calot de La Nueve
Muchos amigos vinisteis para acompañarme este día. Gracias a todos.
Ana Elisa, siempre a mi lado.
Carmen y José Luis, cuyo pueblo manchego aparece en la novela.
Isabel, sobrina-nieta del mítico Martín Bernal, oficial y héroe de La Nueve, caballero de la Legión de Honor.
Con Ángela y Tomás.
Gracias a tanta lectora y lector que adoptaron a los Pingüinos.
El segundo evento que propició la «entrada» de La Nueve en Madrid fue la presentación del libro en la Librería Muga, con la presencia de Evelyn Mesquida, de un montón de amigas y amigos: Pepa, Concha, Yolanda, Loli, Ana, David, Luis, Sergio, Pedro, Rafael… , la de otros escritores como Lucía de Vicente, David Verdejo, Manuel Dorado, David J. Skinner y Mari Carmen Aranda y un público simpático, participativo, lector y muy interesado. También contamos con el cariño, la paciencia – terminamos tardísimo – y el buen hacer de los amigos de Librería Muga y del reportaje fotográfico de José Manuel Serrano Esparza:
Fijaos en el polo tuneado por Ana Elisa con la bandera republicana. Foto del reportaje de José Manuel Serrano Esparza.
Antes de empezar, ¡buenas compañías!
Ana Elisa con Evelyn Mesquida. Foto: Qué locura de Libros
Concha con Evelyn. Foto: Qué locura de Libros
Terminada la presentación me entrevistaron en Radio Internacional los fabulosos amigos Mikel Barsa y Lucia de Vicente… hasta las 2.30 de la madrugada. Fue divertidísimo.
Por partida doble los Pingüinos entraron ayer en Madrid. Por un lado tuvo lugar la anunciada inauguración de Los Jardines de los Combatientes de La Nueve a la que fui invitado por el Gabinete de Alcaldía de Madrid.
Fue una emocionante jornada con la presencia del último superviviente de La Nueve, Rafael Gómez, quien a pesar de sus bien llevado 97 años, tuvo fuerza, ganas y sentimientos para reivindicar la memoria de sus compañeros y recibir las numerosas muestras de cariño de los asistentes. Una pléyade de excepcionales mujeres iluminó la primaveral mañana, entre otras, Manuela Carmena y Anne Hidalgo, alcaldesas de Madrid y París; la escritora Evelyn Mesquida; la hija de Raymond Dronne, capitán de la famosa compañía y la hija de Luis Royo, fallecido el pasado año, que trajo de Francia las cenizas del penúltimo superviviente para depositarlas el Cementerio de La Almudena.
Todos los parlamentos fueron aplaudidos por un público entusiasta que ondeaba banderas republicanas y libertarias. Y todos coincidieron en ensalzar la lucha de aquellos combatientes por la mayor de las conquistas: la Libertad.
Fue un justo, merecido y esperado homenaje a los combatientes de La Nueve y fue un placer para Ana y para mí estar entre los elegidos para compartir esos hermosos momentos.
Dos grandes alcaldesas. Al fondo a la izquierda, con polo rojo, estoy hablando con un «niño» de la guerra .
Fotos de Ana Elisa Martínez y Yolanda Mesquida.
Momentos previos al acto con Evelyn Mesquida y Ana Elisa
Con Evelyn y con Laura, una periodista valenciana, hablando de Amado Granell
Con Yolanda Mesquisa, mientras protocolo organizaba el evento.
El memorial, un acto de justicia.
Recibiendo e indicando «posiciones» a mi amigo José Manuel Serrano Esparza que realizaría un fenomenal reportaje de todo el acto. Espero poder enviaros el enlace en cuento lo tenga listo.
Con Cristina, una colaboradora del periódico El País, antes del inicio.
Los periodistas van tomando posiciones.
Van llegando los primeros invitados.
Los de La Nueve – recreación – toman posiciones. Antonio es el abanderado. Aunque no aparecen en la foto entre ellos estaba mi amiga Carmen y mi amigo Jesús Gago, que aunque fue de fusilero para mí es el capitán Dronne.
Con la hija de un combatiente español de la División Leclerc.
Empieza el acto con las voces de un coro infantil…
En la quinta fila Ana Elisa y yo con calot de La Nueve.
Hasta llegar a las dos mujeres que han hecho posible todo esto: Anne Hidalgo por su voluntad y constancia y Evelyn Mesquida por haber «descubierto» al mundo a La Nueve.
Habla el protagonista: Rafael Gómez.
¡Lo que me costó darle un abrazo!
Hoy me siento uno más de La Nueve.
Las fotos siguientes me las ha enviado Jesús Gago.
Aquí ya podéis ver a Carmen y a Jesús, arrodillado primero de la izquierda.
El domingo 23, Día de Aragón y Día del Libro, estaré firmando ejemplares de Pingüinos en París en el Paseo de Independencia durante la celebración del Día del Libro.
Por la mañana firmaré en el puesto de Editorial Comuniter – al inicio del Paseo – y por la tarde en el puesto de la Librería Albareda – acera de la derecha, sobre la mitad del recorrido – Allí os espero a todos los que celebréis esta jornada literaria.
El próximo día 20 de abril – jueves – se inaugurará en Ciudad Lineal de Madrid unos jardines dedicados a los Combatientes de La Nueve. Según me han comunicado y por motivos protocolarios, el acto será a las 12 del mediodía y no a las 11 como estaba previsto.
El evento contará con la presencia de tres mujeres excepcionales: Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid; Anne Hidalgo, alcaldesa de París, y Evelyn Mesquida, la escritora que nos «descubrió» a los héroes de La Nueve. También es posible que pueda acudir el último superviviente de la compañía Rafael Gómez. Seguro que estaremos acompañados de numerosos admiradores de La Nueve entre los que me cuento.
Dos de los paisajes y lugares que retrata la novela en toda su crudeza y esperanza son el campo de refugiados d’Argelès y la Maternidad de Elna.
El primero por ser uno de los campos de concentración donde fueron recluidos miles de combatientes y civiles republicanos. Sin comida, sin medicamentos, sin agua potable y casi sin esperanza el éxodo republicano fue «acogido» en esos miserables campos por el Gobierno francés, más que como amigo como refugiados indeseables. El segundo porque fue el lugar donde las madres republicanas en aquel exilio pudieron parir y criar a sus hijos en libertad.
Pre-World War II, 8th February 1939, Argeles-sur-Mer, France, Spanish refugee soldiers behind a barbed wire enclosure at an internment camp, after their escape into France from Catalonia (Photo by Popperfoto/Getty Images)
Kalimago Films ha convertido esas visicitudes en una película de 56′ de duración de la mano de Felip Solé, titulada « Camp d’Argelès », un film sur la dignité humaine …
Eso es lo que trata de contar la cinta, una historia sobre la dignidad humana que va desde el internamiento en el campo d’Argeles hasta el «milagro» de la Maternidad de Elna, donde acogieron a docenas de niños españoles – más tarde también judíos – y les dieron el cariño y la dignidad que merecían. Sobre todo, les permitieron nacer en libertad.
La presentación, actores, intención, los realizadores junto con fotografías del rodaje y el trailer de la película lo podéis encontrar en Camp d’Argelés
Si queréis ver la película entera:
Si queréis saber más sobre el Campo podéis leerlo en mi novela. Aunque os adelanto una parte del texto:
Nada hay más triste que la derrota. Sobre todo porque uno sabe que su historia la van a escribir los vencedores. Pero lo peor de la capitulación es la cautividad. Cuando se lucha, sea en la guerra o en la vida, siempre queda la esperanza o el orgullo de intentar evitar la rendición. Sin embargo, cuando ya vencidos, se nos impone el destierro o la reclusión, es un peso demasiado duro de llevar.
Así pensaban los miles de expatriados republicanos cuando la gendarmería francesa y los soldados coloniales los repartían entre distintos campos de internamiento. El de Argelès era uno de ellos. Estaba situado en las playas del pueblo francés de Argelès-sur-Mer, en los Pirineos Orientales en la región de Languedoc- Rosellón; tierras arrebatadas a la corona de Aragón por una cruzada contra los cátaros, promovida por el Papa Inocencio III, nada inocente, y sustentada militarmente por los reyes franceses de la dinastía de los Capetos, un linaje de muchas fábulas y patrañas.
Al de Argelès fueron a dar con sus huesos Hugo y Pietro. Los prisioneros se hacinaban sobre la playa y todo su perímetro estaba cercado con alambre de espino. Marroquíes y senegaleses vigilaban para que nadie escapara de aquel reducto de arena e injusticia. El lugar era infernal. No había barracones ni letrinas, tampoco electricidad ni por supuesto enfermería. Un capitán francés, responsable del campo, le comunicó a Hugo que podría solicitar ir a cualquier parte de Francia si le reclamaban, sus galones de mayor del ejército español le conferían esa prioridad. Hugo tenía amigos en París y en Lyon, a pesar de todo y ante las terribles condiciones de los concentrados, le parecía una cobardía abandonar a Pietro, a sus hombres, y aquellas gentes cuyo único delito había sido ser fieles a la República.
Junto con otros oficiales decidieron organizar aquel caótico lugar. Solicitaron que los enfermos y heridos graves fuesen trasladados a hospitales. Poco a poco fueron levantando barracones de madera y de lona, se inventaron cocinas y se construyeron letrinas excavadas en la arena. Intentaron organizar el reparto de los escasos alimentos que recibían de los franceses y de la Cruz Roja. Sin embargo, los suministros eran insuficientes y el agua tan escasa que había que recogerla salubre de los hoyos practicados en la arena. El hambre, el frío y la muerte, como jinetes del Apocalipsis, cabalgaban por aquella playa y la disentería y la sarna fueron apareciendo entre los concentrados. Se destinaron varias tiendas para dispensarios y una como hospital, pero al margen de aspirinas y vendas, carecían de lo más elemental.
Las noches eran húmedas, iluminadas por fogatas que trataban de paliar el aire gélido del mar hasta que la rosada matutina apagaba los últimos rescoldos de las brasas. Decían los prisioneros: “Por colchón la arena húmeda y por manta el cielo estrellado”. Los abusos por parte de los guardianes eran constantes y no únicamente por los vigilantes senegaleses, los suboficiales y oficiales franceses trataban de sacar todo el provecho posible de aquel estado de cosas. Las mujeres eran espiadas y asediadas y los hombres golpeados a la menor oportunidad. Los que se resistían o protestaban demasiado eran llevado a campos de castigo ¡como si no fuese suficiente condena estar allí!
A pesar de tantas carencias, se organizaron tareas que distrajeran a los allí concentrados. Construyeron los «barracones de cultura», unos cobertizos donde se realizaban actividades lúdicas y culturales, sin apenas nada, tan solo con el sentimiento de compartir con los camaradas de infortunio. Tenían la extraña sensación de sentirse liberados al no poseer nada, salvo la vida. Un grupo de jóvenes editaba una pequeña publicación que titularon El Boletín de los Estudiantes, la escribían sentados en la arena, aprovechando la luz solar y la inspiración marina.
Los niños eran los que más sufrían, sobre todo los recién nacidos. En medio de aquel solar de arena, sin apenas alimentos ni la más mínima atención pediátrica, sus expectativas de vivir se reducían cada maldito atardecer. Hugo trataba de obtener toda la ayuda posible, si bien eran tratados más como prisioneros peligrosos que como refugiados. Una mañana varios camiones se llevaron a las mujeres y a los niños pequeños a otros campos, para desesperación de padres y maridos. De nada sirvieron las protestas. Hugo, con la excusa de buscar un fiador, consiguió que le permitieran llamar a Capa. “Debes venir a ver lo que aquí sucede Endre”, le dijo. El fotógrafo apareció a mediados de marzo. No podía creer lo que presenciaba.
No puede ser, Hugo, parece mentira que Francia se porte así.
Ya ves, Endre. Esto supera a todo lo que podíamos esperar.
He de llevarte conmigo, y a Pietro también.
¿Y dejar a toda esta gente abandonada? No Endre, no tengo valor. Aguantaré.
Capa hizo lo que mejor sabía hacer. Fotografió todo aquel horror y aquella vergüenza. Cuando se despidió de sus amigos insistió en reclamarles para que fuesen enviados a París.
Espera un tiempo, Endre. Quiero hacer todo lo que pueda. Te llamaré.
Las noticias del infame recibimiento a los refugiados españoles llenaron las páginas de los periódicos de los países democráticos y las fotos de Capa habían contribuido a ello. Los oficiales franceses de los campos de refugiados iniciaron acciones de propaganda con la intención de reclutar voluntarios para servir en la Legión Extranjera. Algunos miles de republicanos aceptaron este camino como la única solución para abandonar los internamientos…
Si queréis saber todo sobre la maternidad y su fundadora Elisabeth Eindenbenz seguid el enlace:
Para comprender mejor a los personajes de mi novela y al momento histórico que vivían, he añadido en la página una serie de vídeos que explican los momentos, las sensaciones y las vicisitudes que les envolvieron. Todos somos nosotros mismos y las circunstancias, las nuestras y las de nuestro entorno. Ver para comprender es un ejercicio que podéis practicar con estas imágenes que van desde la Proclamación de la República Española, hasta la liberación de París, pasando por la Guerra Civil, la II Guerra Mundial y muchos de los hechos que marcaron un tiempo y un momento fascinante y terrible a la par.