PRÓLOGO DE EVELYN MESQUIDA

En los últimos años, tuve la suerte de conocer de cerca a ocho de aquellos soldados de «la Nueve» que liberaron París. Todos tenían entonces más de 85 años. Algunos de ellos vuelven a protagonizar una parte de su propia historia como personajes de esta novela…
Indudablemente para mí todos ellos eran personajes de gran valor humano, verdaderos héroes novelescos. Detrás de sus vidas cotidianas,marcadas por el silencio de los años de combate, latía una época memorable de lucha por la libertad. Con la vida como precio. Ninguno de ellos dijo no. Todos se reafirmaron en esa lucha declarando incluso que lo hubieran vuelto a hacer si las circunstancias lo hubieran exigido.
Estos hombres, Campos, Granell, Bernal, Lozano, Hernández y tantos otros, juegan un papel importante en esta historia que desea escapar de los «relatos impuestos» y de «las verdades institucionales dictadas por los vencedores», valiéndose de la ficción para revelar la realidad ocultada durante tanto tiempo.
Con su visión y su estilo, con su personal creatividad, Jordi Siracusa nos ofrece la panorámica de una importante etapa del siglo XX, mezclando personajes muy diversos, entretejiendo historias reales y leyendas posibles, arrastrando otra vez a los soldados de «la Nueve» al apasionante contexto histórico que vivieron, muy cerca de personajes que sí pasaron a la Historia.
«En el relato busco la mayor fidelidad posible sin renunciar a la leyenda», explica Jordi. Los hombres de «la Nueve» habrían puntualizado algunos detalles y ofrecido aún más anécdotas pero creo que habrían apreciado especialmente que sus nombres fueran sacados del olvido y sus vidas adquirieran el protagonismo que la Historia oficial les ha negado.
Los héroes de esta novela, los reales y los ficticios, son los protagonistas,como asegura Jordi, de un momento de la historia «que cambio el mundo para siempre».
Cada uno de los supervivientes a los que pude abrazar en el final de sus vidas, ignoraba que para muchos de nosotros, todos ellos representaban un bello ejemplo de coraje y de dignidad. En sus retiros de silencio, desperdigados por diversos rincones de Francia, cada uno recordaba aquella larga y dura lucha como algo natural frente al fascismo y las atrocidades nazis. Todos habían aceptado con determinación combatir esa barbarie y lo hicieron en España, en Noruega, en Libia, en Egipto, en Túnez o en París, hasta llegar
diezmados al mismo Nido de Águilas de Hitler, allí donde el Führer invitaba a los grandes del mundo para alardear de su poderío y sus planes de expansión. Los hombres de «la Nueve», en ese mismo paisaje, contribuyeron a poner punto final a esas intenciones.
Pingüinos en París” comienza con el homenaje oficial de la alcaldía de París celebrado el día 25 de agosto de 2014, 70 años después de la liberación de la capital. En la novela, Nicoletta Cervi, uno de los personajes ficticios, cuenta en directo por teléfono a una amiga muy cercana lo que está ocurriendo en ese homenaje. Gran emoción de las dos mujeres, figuras importantes en el libro…
En la vida real, un día antes, el 24 de agosto del 2014, setenta años después, aquellos «pingüinos» volvieron «entrar» simbólicamente en Paris, representados por más de 1500 familiares, amigos o admiradores, en una marcha que realizó la misma ruta que ellos
habían recorrido desde la Puerta de Italia hasta la alcaldía de Paris, aquél 24 de agosto de 1944, cuando la ciudad todavía estaba ocupada por las tropas nazis.
Al final de esa marcha y en presencia de uno de esos soldados españoles, la alcaldesa de la capital y el ministro de la Memoria y antiguos combatientes, reconocieron oficialmente, en nombre de la República Francesa, el papel que los combatientes de «la Nueve» habían jugado en esa liberación.
Al día siguiente, el 25 de agosto del 2014, bajo una lluvia torrencial, el presidente de la República francesa, François Hollande, reiteraba ese reconocimiento de una manera contundente con estas palabras que abrían el discurso oficial: Hace 70 años, los primeros soldados de la Francia Libre que llegaron hasta esta plaza, eran españoles…
En ese especial momento se inicia la historia novelada de este libro…
Termino permitiéndome evocar una de las vivencias de mis encuentros con estos soldados de «la Nueve». Un día de primavera, en el jardín de la casa donde vivía, frente a un paisaje del País Vasco francés, el viejo anarquista valenciano Germán Arrue, tras una larga entrevista, termino murmurando con cierta emoción : «Sabe usted…? En realidad, nosotros fuimos los últimos combatientes de la libertad…»
Esta novela rinde homenaje a ese combate.
Evelyn Mesquida
(Autora del libro La nueve: Los republicanos españoles que liberaron París)

 

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