LA NOVELA

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Pingüinos en París (Bajos dos tricolores), es un ejercicio de narrativa que recrea algunos episodios que rompen en ocasiones con los relatos impuestos, los “oficiales” y los interesados. Frente a esa desconfianza de las verdades institucionales dictadas por los vencedores y los historiadores chauvinistas, el único remedio es la investigación, la lectura y la reinterpretación. Esta sana revisión de los hechos y su reescritura pretende influir en el conocimiento general sorprendiendo al lector de entretenimiento y al interesado por la temática, sin tratar de reinventar y crear una nueva verdad. Solo es novela. Con ficción posible que mezcla realidad y eventualidad, navegando entre lo que nos cuentan que ocurrió y lo investigado – sobre todo merced a testimonios reales -. En el relato busco la mayor fidelidad posible sin renunciar a la leyenda y a la especulación histórica. Gran parte de la obra en su contenido histórico es verificable, incluso episodios secundarios poco conocidos pero importantes. Así aparecen numerosos sucesos que matizan la historiografía oficialista, sobre todo el que da título a la obra.

Durante muchos años la liberación de París del yugo nazi tuvo como protagonista principal la 2º División Blindada, al mando del general Leclerc. Las crónicas cuentan como esta división, integrada dentro de los ejércitos norteamericanos que desembarcaron en Normandía, entró en la ciudad el día 25 de agosto de 1944. Hasta hace apenas cinco años se “olvidó” por completo que la tarde del día anterior una de las compañías de la División Leclerc, La Nueve, formada casi exclusivamente por españoles – los pingüinos -, fue la primera en desafiar a la numerosa guarnición alemana, penetrar por la antigua Puerta de Italia y atravesar toda la ciudad, entre los vítores de la población, hasta llegar al ayuntamiento de París donde la Resistencia francesa se defendía de los ataques alemanes. Numerosos documentos gráficos y el Diario de Campaña – Carnets de Route – del capitán Raymond Dronne, jefe de la novena compañía, conocida por todos como “La Nueve”, así en castellano, prueban que los primeros half track que entraron en la ciudad llevaban nombres tan españoles como: España Cañí, Ebro, Santander, Guadalajara o Teruel. Gracias a la acción de grupos historicistas españoles, la “complicidad” de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y a una magnífica crónica de Evelyn Mesquida sobre La Nueve y los hombres que en ella sirvieron, se ha alcanzado el reconocimiento para los héroes que liberaron la capital. Tanto que, el 4 de junio de 2015, los reyes de España, junto a la alcaldesa parisina, inauguraron el “Jardín de los combatientes de La Nueve”, un justo homenaje a Dronne y a sus hombres, que supieron luchas bajo dos banderas tricolores que representaban la libertad y la igualdad.

En mi novela, la liberación de París  es un hecho final y  significativo en el devenir de los actores que pasando por momentos esenciales de su vida y la de tantos europeos, convergen en la liberación parisina, una excusa literaria para conmover y hacer partícipe al lector de un hecho histórico casi desconocido, pero cada vez más celebrado. Sin embargo, lo importante del texto está, precisamente, en la personalidad y en el desarrollo vital de los numerosos personajes implicados, no solo en la II Guerra Mundial que asoló a Europa, también en la que heló los corazones de los españoles y tuvo sus consecuencias sobre los protagonistas reales y los tal vez ficticios que aparecen en el texto. Lugares como Barcelona, Madrid, Teruel, Brunete, Londres, Livorno, Roma, Berlín, Sicilia, El Ebro, la Olivetti barcelonesa o la maternidad de Elna y por supuesto París, son también actores de la novela.  Es por tanto, una historia sobre protagonistas dentro de un momento y un contexto histórico apasionante.