Miguel Hernández en Pingüinos en París

Miguel Hernández tiene un par de  apariciones en mi novela. Hoy día 30 de octubre se cumple el aniversario de su nacimiento en Orihuela (Alicante) el 30 de octubre de 1910. Miguel fue uno de los poetas de aquella Guerra Incivil que separó a los españoles. En homenaje.

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Su compromiso político le llevó a luchar por la República hasta el último momento y a morir por sus ideas. Sus versos están cargados de este compromiso y de esta lucha. Joan Manuel Serrat puso música y sentimiento a muchos de sus poemas.

 

Dedicado a su esposa Josefina Manresa

 

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Para la Libertad

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.

 

 

Hijo de la Luz y de la sombra

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Llegó con tres heridas.

Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

 

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Fragmento de Pingüinos en París.

Al día siguiente partían los brigadistas. En algunos lugares lucharon
durante todo el día y muchos murieron en vísperas de su repatriación. Dieron su vida por sus ideales y por una tierra que siempre permanecería en la memoria de los que sobrevivieron. El comisario de cultura del Quinto Regimiento, un poeta alcoyano llamado Miguel Hernández, dedicó aquel día un poema a los brigadistas caídos:
«Si hay hombres que contienen un alma sin fronteras,
una esparcida frente de mundiales cabellos,
cubierta de horizontes, barcos y cordilleras,
con arena y con nieve, tú eres uno de aquellos.»

 

Tu eres uno de aquellos: Serrat- Hernández

 

Fragmento de Pingüinos en París.

Toda la ciudad amaneció con pancartas y carteles alusivos al acto de despedida. Barcelona pretendía celebrar un gran homenaje a todos aquellos hombres, de más de cincuenta países, que habían luchado por la causa republicana. Sabía por una carta de Hugo, la última que había recibido y de eso hacía casi un mes, que Pietro no estaría con los repatriados. No era el único italiano que se quedaba. Los dos bandos seguían contando con compatriotas, el republicano por la imposibilidad de regresar y el nacionalista por los engaños practicados por el Gobierno de Burgos.
La Avenida 14 de abril resplandecía cubierta de banderas, pancartas,
flores, guirnaldas y coronas de laurel. Atados a los árboles, colgaban carteles con los nombres de todos los batallones. Sus pasos la condujeron a la Avenida de Pedralbes. La multitud se concentraba cerca de la tribuna presidencial a la que tenían que acudir las personalidades. La aviación republicana sobrevolaba la zona para evitar ataques de los aviones fascistas. Empezaron a lanzar octavillas lo que provocó más de un susto entre la muchedumbre. Los papelitos cayeron lentamente, sin silbidos asesinos, planeando hasta llegar a las manos de los espectadores. “¡Salud, hermanos de las Brigadas Internacionales!”, decían. Nicoletta cogió uno de ellos y en un gesto automático lo guardó en su chaquetón, después de leerlo.
Negrín y Companys precedieron al resto de autoridades que fueron
ocupando posiciones en la tribuna mientras eran vitoreadas por la población congregada, eran las cuatro y media de la tarde. El general Rojo y el doctor Negrín se dirigieron en coche al palacio Presidencial para recoger a Manuel Azaña, jefe de Estado. Se inició el desfile bajo un enorme entusiasmo popular. Nicoletta se alejó unos metros del bullicio, pensaba en Hugo ¿Seguiría vivo? ¿Qué peligros y calamidades estaría soportando? La aviación lanzó de nuevo octavillas, esta vez era un poema dedicado a los brigadistas, firmado por un tal Miguel Hernández. Era emotivo, hasta hermoso. Tal vez Hugo y Pietro lo habían leído antes que ella, el último verso decía:

A través de tus huesos irán los olivares
desplegando en la tierra sus más férreas raíces,
abrazando a los hombres universal, fielmente.

 

 

 

La última foto de Robert Capa

Capa es uno de los personajes principales de mi novela Pingüinos en París. Su relación con Gerda y con la fotografía – sus dos grandes amores – son instantes de que aparecen entre las páginas del libro, como surgen las mágicas instantáneas de su cámara.

El 22 de octubre de 1913 nacía en Budapest y un 25 de mayo de 1954 moría en Thái Bình, entonces Indochina francesa y hoy República de Vietnam. Su última foto la hizo aquel mismo día antes de pisar la mina asesina.

 

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Son conocidas y admiradas muchas de sus fotografías. En otras entradas de esta misma página aparecen unas cuantas.

Primera parte: Fotos primeras y Guerra Civil Española

Segunda parte: Fotos Segunda Guerra Mundial

Tuve ocasión de visitar en París el apartamento de Gerda y Robert. Podéis ver las fotos de Ana Elisa Martínez

El apartamento de Gerda y Robert Capa

 

Algunas de sus últimas fotos:

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Robert Capa por Henri Cartier Bresson (1953)

 

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En el baño, leyendo a Simenon. Foto Magnum

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Con Steinbeck. Autorretrato.

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De bailoteo en Hollywood. Magnum fotos.

 

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Con «Chim» Seymour. Foto de Henri Cartier Bresson.

Algunas de los momentos de la liberación de París que aparecen en la novela: