Se cumplen hoy 75 años del suicidio de Adolfo Hitler, un loco que llevó al mundo a un desastre de colosales proporciones.
En principio nada tiene que ver con La Nueve el fanático líder alemán -austriaco, para ser exactos -salvo que, los de La Nueve y tantos otros españoles en las filas del ejército aliado y en las de la resistencia, hicieron correr a las tropas nazis desde Écouché y París hasta el Nido del Águila, por toda Europa.
La Historia ya ha juzgado al criminal nazi, por eso hoy se celebra su muerte. No la de un ser humano, que siempre es de lamentar, sino la de un asesino, cuyas órdenes llevaron a la muerte a millones de personas.

Fue alrededor de las tres y media de la tarde. No quiso recibir a Magda Goebbbels que trataba de quitarle la idea del suicidio de la cabeza. Encerrado en su despacho, junto a su ya entonces esposa Eva Braun. tomaron la decisión de dejar este mundo.

Poco después sonó un disparo. Su asistente, el Sturbannfürher de las SS Otto Gunsche, se encontró con los cuerpos de Hitler y Eva sobre el sofá. La pareja se había tomado sus cápsulas cianuro, de las el propio Hitler había repartido entre el personal que permanecía todavía en el búnker. Eva había muerto de una forma rápida, pero el dictador acabó con sus ahogos y retortijones con un disparo a la cabeza de su pistola Walther PPK, la que utilizaban los SS y la policía alemana.

Sus cadáveres fueron rociados con gasolina e incinerados. Cuando las fuerzas soviéticas llegaron a la Cancillería y encontraron el búnker, sólo pudieron recoger los cuerpos calcinados.




Contaban algunas leyendas que Hitler había preparado su huida y se había refugiado en Sudamérica. Otros aseguran que parte de los restos se encuentran en Moscú. Nadie ha podido confirmar ni un extremo ni el otro y el dictador desapareció para este mundo aquella tarde de ahora hace 75 años.

