Entrevista de CAZARABET, la exquisita librería de Mas de las Matas en Teruel.

https://www.cazarabet.com/conversacon/fichas2/quintopatio.htm

Cazarabet conversa con…   Jordi Siracusa, autor de “Quinto patio” (Comuniter)

Vuelve Jordi Siracusa uno de los narradores más prolíficos desde la editorial Comuniter.

Como “dice” desde su web “son las memorias noveladas de la infancia y adolescencia”.

O sea, es una narrativa por la que se podrían seguir sintiendo identificados y porqués no interesados no pocos de nuestros padres, hermanos mayores, tíos… gentes que, por una cosa u otra marcharon a las grandes urbes…cuando no nacieron allí, siendo hijos de inmigrantes de pueblos a las grandes urbes… algunos no eran ni inmigrantes propiamente dichos…

Quizás todas y todos seamos inmigrantes de algún modo y de alguna manera.

Lo de sentirse “ciudadano universal” por parte de Martínez Brotons o Siracusa puede que se vea muy reflejado desde las primeras páginas y conforme la narrativa va cobrando forma.

La sinopsis del libro:

Es novela de recuerdos de infancia y juventud, y de evocaciones autobiográficas. Obra coral de abigarrada polifonía, presenta como destacados protagonistas a Barcelona, esa Barcelona vivida y soñada de su memoria, y al Raval, popular y bullicioso crisol en que se mezclan alegrías, tristezas y anhelos salpicados de nostalgias, sentencias de honrados menestrales, picardías de chicos, reflexiones de sabios, tebeos, libros de aventuras, abrazos de cupletistas y besos de Sylvie Vartan.

El autor, Jordi Siracusa:

Jordi Martínez Brotons o Jordi Siracusa (como prefieran) nació en Barcelona, reside en Zaragoza y es ciudadano universal. Estado civil: enamorado.

En 2005 publicó un poemario titulado Ola en tierra adentro (Fuente Alta Libros) y su primera novela Adiós, Habana, adiós. En 2009 y junto a otras dos escritoras, publica Veintidós Grullas Doradas. En su segunda novela Al hilo de la Vida. Eulalia de Borbón, la indómita (Éride Ediciones,2011), relata la vida de la infanta Eulalia. En La Peregrina y otras Perlas (2013), presenta siete relatos históricos. En el 2015 publicó: Paoletta, la pasión de Haití. Ya de la mano de Editorial Comuniter aparece en el 2017 su celebrada novela: Pingüinos en París (Bajo dos tricolores). En el 2018 sale la primera de las aventuras detectivescas de JB, Manila Hotel, a la que siguieron Los infinitos nombres del diablo y La calva de Shakespeare. En abril de 2022, apareció Tierra de Teruel, las memorias de un niño que vivió la diáspora civil durante la Batalla de Teruel. Y ahora nos presenta su nueva novela Sinfonía Azul Prusia, una crónica de las aventuras del IX conde de Peralada. Entren, lean, vean y disfruten de la mejor sinfonía del Siglo de las Luces.

El autor ya estuvo con nosotros:

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas2/sinfoniaazulprusia.htm

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/tierradeteruel.htm

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/pinguinosparis.htm

Cazarabet conversa con Jordi Siracusa:

-Jordi, ¿cómo es que, después de novelas narrativas bastante variopintas y de diferente temática… vas a dar con una que puede ser identificada como autobiográfica?

– Es el placer del recuerdo. La mía, fue una infancia y una adolescencia feliz, llena de emociones y divertida, por eso quiero dar fe de todo ello. Claro que hubo momentos difíciles o dolorosos, pero apenas ya quedan en la memoria o los tengo expresamente olvidados.

-De todas formas, seguramente, que alguno de los personajes de las narrativas anteriores ya estaba, de algún modo, pensado como parte de “tu vida”, ¿no?

-Sí, muchos de ellos. En particular el director-detective Jordi Brotons, un alter ego de ficción, pero también bastante real. 

-¿Cómo recuerdas aquella Barcelona de los años 50 y 60 que es la que conforma y forma parte de tu infancia y adolescencia que es cuando construimos nuestro molde?

-Cierto, aquellas raíces, aquellos primeros pasos, forman parte de mi esencia, soy la Barcelona de los 50 y los 60, el amigo de mis amigos, el niño que aprendió muy pronto a leer para no perderse ningún libro; el botones de los primeros años del turismo de masas, el directivo de hotel más joven y, tal vez, el observador más atento de lo que sucedía a mi alrededor. 

-Una Barcelona en la que latían muchas gentes venidas de aquí y de allá y donde las calles, por muy ciudad que fuesen, todavía podían “disfrutar” de ellas —me refiero a las calles— y donde estas bullían de negocios en los que el tendera o tendera se conocía con la gente del barrio… todo tan diferente a la Barcelona con la gente que la conforma hoy…

-Sí todo era muy distinto, más real, más cercano. Sus noches eran poesía y sus calles ventanas al vecino y a la vida. Todo el mundo era bien acogido, porque eran gentes que se afincaban en Barcelona buscando un lugar donde ser felices y haciendo grande a la ciudad y a Catalunya. Aquella Barcelona la mató el turismo masificado, la especulación y la política mal entendida. 

-Es un relato coral en la que el peso de la trama lo llevan, casi me atrevería a decir, los personajes, ¿verdad?

-En efecto, como ya he dicho yo soy un relator, el contador de estrellas, el eterno observador; los personajes son la ciudad, con sus calles y plazas, y las gentes con las que conviví durante aquellos años. 

-¿Por qué “aquella Barcelona” se ha visto como fagocitada?

-Barcelona es una ciudad admirada y visitada, pero más por lo que fue, hasta aquella Olimpiada del 92, que por lo que es hoy en día. Ha muerto de éxito. Como las grandes ciudades del planeta es una gozada para el visitante y un dolor de cabeza para sus habitantes. No solo por la masificación y la especulación desordenada, también porque la política ha creado artificiosas e interesadas barreras entre los barceloneses.

-Cuando echas la vista atrás, ¿qué es lo primero que echas de menos y qué es lo que te viene a la memoria pensando en sus calles desde las más emblemáticas para todas y todos hasta aquellas que eran para ti como un lugar especial al que acudías como para “refugiarte”, “pensar” …?

-Sin duda a las gentes de entonces. Eran tiempos de posguerra y, a pesar de la falta de libertad, sabíamos cómo reírnos de nuestras propias miserias y de la peligrosa estupidez de las clases dirigentes de entonces. La memoria me trae instantes de solidaridad, de amistad, de familia y, sobre todo, de esperanza. Teníamos todo por conseguir: amor, libertad, democracia, trabajo, pero teníamos unas ganas infinitas de alcanzarlos y un humor a prueba de bomba. Y efectivamente, encontrabas refugio entre los silencios del Barrio Gótico por el que podías pasear de madrugada en compañía de gatos sonámbulos y callejeros, pero libres y sobrios; estudiar o leer entre los claustros del Monasterio de Santa Ana, un exclusivo enclave medieval a un minuto de la Plaza de Catalunya o de Las Ramblas y recorrer las tiendas de estas, sus terrazas y puestos de flores con tranquilidad, sin agobios.

-Eran o debieron de ser tiempos difíciles, pero no por ello infelices, coméntanos…

-Quizás la dificultad lleve intrínseca la virtud del esfuerzo; no había tiempo para pensar demasiado y tampoco lo teníamos para ser infelices; aunque en ocasiones no pudiera evitarse. Cuando se parte de la nada, cada día se consigue algo; todo es un nuevo logro. 

-¿Y qué hace un barcelonés, ciudadano universal, como tú que pasó una infancia relativamente feliz en una de las ciudades emblemáticas bañadas por el Mediterráneo… ahora, con el paso de los años en la Zaragoza del siglo XXI, una ciudad mecida por una de los principales ríos?

-Me trasladaron a Zaragoza por motivos de trabajo. Serán un par de años… me aseguraron. Luego, las circunstancias cambiaron e hice de la ciudad mi segunda patria. No he perdido jamás el contacto con el Mediterráneo, como el Ebro; me siento a gusto aquí. 

-¿Por qué, amigo, “Quinto patio”?

-Mi distrito en Barcelona era el Quinto, parte del Raval y de las Ramblas estaban en él. Podía haberle llamado Distrito Quinto, pero ya hay una obra de teatro y película con ese nombre. De pequeño, vi una película mexicana que contaba la lucha de un niño de un distrito pobre por salir de aquel entorno, se llamaba Quinto Patio. He cogido el nombre prestado por el contexto de la historia y la canción homónima de Luis Arcaraz. 

-Escribiendo este libro desde tu infancia y adolescencia… ¿te has reencontrado, te has entendido, perdonado más a ti y a los demás?; porque saber quién eras, cómo eras, creo, que tú lo has tenido claro bastante, ¿no?

-Sí, es un viaje interior que, con la perspectiva, te hace verlo todo mejor, incluso tus propios errores y el respeto por los ajenos. Uno se da cuenta que, a estas alturas, ya nada hay que perdonar. Espero que piensen así aquellos a los que debería pedirles disculpas, si les defraudé en algo.

Si tuvieses que explicar un por qué a esta incursión en tu vida, ¿cómo lo explicarías?

-Trato de que sea un legado para mi familia, en particular para mis nietos. Conocer nuestras raíces nos da respuesta a muchas preguntas.

-No te estás, por ejemplo, de explicar algunos “pormenores” de la vida de tus antepasados…es una forma de entender mejor la familia, pero también, aún en lo mejor y en lo peor, quererla más, ¿no?

-Por supuesto, nadie es perfecto; pero en esta imperfección reside su grandeza y humanidad. Conocerlos mejor, comprenderlos y considerar su tiempo y su momento es, como tú dices, una forma de quererles más.

-Hoy creo que esa vida dentro de la hostelería la contarías de otra manera y la restauración también…pero hay cierta nostalgia de aquellos días en cómo la retratas…

-Eran otros tiempos, rescoldos de los grandes hoteles que leíamos en las novelas. Las filas de botones perfectamente uniformados, dispuestos a ayudar al cliente, recepcionistas vestidos de diplomáticos y conserjes con las insignias del Club de las Llaves de Oro en la solapa; de restaurantes con estilo, de bares de barras llenas de artistas, cantantes, actores, espías y todo un elenco de personajes variopintos; elegancia y atractivo casi imposibles hoy en día.  

-¿Por qué retratas poco los bares de “a pie de calle” , simplemente por tu vinculación a los hoteles y por ende a sus propios bares? Ten en cuenta que en esos “bares a pie de calle” ebullen muchas cosas…

-Estoy totalmente de acuerdo, hay muchos bares con encanto; sin embargo, tal vez por deformación profesional, tanto hotelera como literaria, lo mío son los bares de hotel de lujo, misteriosos y cosmopolitas. No puedo permitirme el lujo de alojarme a menudo en el Ritz o el Maurice de París o en el Shangri-La de Londres, pero sí tomar un café o un té en uno de sus bares. 

-¿Cómo era o veías y percibías a la fauna humana que transcurría por delante de ti desde tus primeros trabajos…?

-Era un escaparate a la vida. En un buen hotel, si se reside durante algunos días, se siente uno como en casa, de ahí que sea más auténtico su proceder. Eso te permitía conocer la personalidad real de tus clientes; en una España posfranquista, la visión de otras opciones, de otras sociedades más libres y estilos de vida más singulares, se hacía perceptible y deseable.

-Debiste conocer, poco a poco, a mucha gente… conocer, ver, oír y callar, ¿no?

-A mucha, necesitaría de varias novelas para contarlo, por eso he querido dar algunas pinceladas de ciertos personajes a quienes conocí. No obstante, y como dices, en ocasiones hay que contar ciertas vivencias y callar otras. No estaría bien relatar en la novela, por ejemplo, que tuve que darle una ducha fría a un beodo, pretendiente a rey de España, para despejarle y que, por fortuna, nunca llegó a ser ni siquiera candidato; aunque no sabremos nunca si nos hubiese salido, dentro de lo malo, mejor que el emérito.

-De eso a vivir pálpitos importantes…

-Ja, ja. Sé por dónde vas… hay cosas que no se olvidan.

-Jordi, ahora que ya has pasado a una narrativa tan personal… ¿nos puedes dar alguna pista sobre lo que estés trabajando ahora… nada algo solo un poco?

-Bueno, estoy en fase de promoción de Quinto Patio y eso es lo que me ocupa ahora. En breve saldrá a la venta un libro de relatos coral, con otras seis autoras y autores, y al que aporto un bello relato, Mermelada de Moras; y en mente, varios proyectos: una cuarta entrega de Los Misterios de JB y un libro de poemas. 

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Cazarabet

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